miércoles, 21 de septiembre de 2016

Rusia 7-0 Vietnam: Rusia saca la barredora

En encuentro descafeinado y encarrillado desde los primeros minutos, el conjunto de Skorovich vence cómodamente a la histórica Vietnam del gallego Bruno García (7-0) y es el primer equipo clasificado para los cuartos de final del Mundial de Colombia, donde espera pacientemente la llegada de Kazajstán o, como es el deseo de todo hispanohablante, España.

Foto: FIFA

A veces la vida tiene tanta incongruencia que cuesta creerla. En mi caso, por ejemplo, la carrera de Periodismo fue un puro trámite después de un carnívoro Bachillerato de Ciencias de la Salu del que fui objeto. Aquello fue un entrenamiento tan exhaustivo que se convirtió en la asignatura más fuerte de la carrera universitaria. A Rusia le pasó algo parecido, pues encontró en los octavos de final del Mundial de Colombia un respiro más calmado que el vivido en la fase de grupos cuando, precisamente, debería ser todo lo contrario.

El 7-0 final no empaña la actuación del español Bruno García, que fue encadenando hechos históricos a medida que avanzaba el torneo. Incluso antes, cuando fue el primer hombre que llevaba a una selección vietnamita a la fase final de un campeonato mundial en cualquier deporte colectivo. De ahí pasó a lograr la primera victoria y después, contra todo pronóstico, a superar la primera fase y disputar unas eliminatorias por el título. Un mérito que culmina años de trabajo de tantos técnicos que potenciaron el deporte en el país asiático y que así, en el rostro del gallego, ven la expectativa cumplida.

Perdonen si me he esmerado en la introducción a una crónica, pero no hay demasiado que contar en el plano deportivo más allá de la destreza rusa a la hora de conjugar unas triangulaciones hermosas. Los de Skorovich mostraron una cara tan seria que confirmaron la frialdad expresada por Chishkala en una entrevista en la web de la FIFA, en la que confesaba no haber sentido nada en el momento que anotó su primer gol en una Copa del Mundo. Son como robots, calculadores y finísimos en sus ejecuciones. Precisamente fue el jugador del Gazprom Ugra el que inauguró el marcador gracias a un servicio desde la banda izquierda de Eder Lima (que aprovechó su envergadura) que sólo tuvo que empujar a puerta vacía, mientras Thuan, el arquero vietnamita, cazaba motas de polvo no se sabe muy bien dónde.

Poco tardaría Abramovich en demostrar un cráneo de acero con el segundo gol ruso, en el que a riesgo de perder unas 10.000 neuronas interpuso su cabeza a un disparo fortísimo de Rómulo. La bola acabó dentro y Vietnam, con diez minutos de primera parte aún por delante, tomó la decisión de cortar el ritmo de juego contrario y posicionar el portero-jugador. No hubo resultados. De hecho, Abramovich haría doblete con un buen recorte frente al propio Thuan y un disparo certero a la escuadra. Los menos habituales mostraron puntería. Casi todo estaba perdido para los asiáticos. El cuarto gol de Abramov, que se coló por medio de la pista como quien hace running por mitad del parque, sentenciaría (si no lo estaba ya) el encuentro.

Más tarde llegaron los goles de Niiazov, Rómulo y Milovanov para finalizar una goleada descafeinada en la segunda parte, pero en la que ambos conjuntos mantuvieron la competitividad y la intensidad defensiva, lo que les honra en pos de los valores deportivos. De esta forma, la selección rusa espera al ganador del enfrentamiento entre Kazajstán y España para conocer la nueva piedra en su (sólido) camino hacia su primera final mundialista.

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