domingo, 11 de septiembre de 2016

La crónica | Panamá noquea a Uzbekistán y Portugal detiene su infarto

Grupo A | Panamá noquea a Uzbekistán y Portugal detiene su infarto

UZBEKISTÁN 1-3 PANAMÁ y COLOMBIA 1-1 PORTUGAL /// La primera jornada el Grupo A, donde se encuadran Uzbekistán, Panamá, Colombia y Portugal ofertó la primera gran sorpresa del campeonato, cuando los subcampeones de Asia se vieron superados por los centroamericanos en un encuentro que no estaba previsto que se desarrollase de tal manera. Portugal y Colombia protagonizaron un choque de estilos y de esfuerzos sobre el parqué para brindar un espectáculo intenso e impreciso, es decir, igualado. El final compensó cualquier déficit que se le pudiera atribuir.

Cardinal salvó a Portugal in extremis (Foto: FIFA)

La salsa del fútbol sala, al margen de los goles, corresponde en un buen porcentaje a las sorpresas. Panamá fue la primera selección que rompió los pronósticos y sorprendió a su rival, la Uzbekistán del español Pulpis, por un marcador favorable de 1-3. Y otra sopresa —que podría haber sido mayor— ocurrió en Cali, donde Portugal dispensó 39 minutos y 59 segundos en neutralizar el gol colombiano. Sufrió y decepcionó, pero también sumó un punto que supo a manjar.

Efectividad panameña

En un encuentro en el que Uzbekistán no ofreció la imagen que la hizo subcampeona de Asia como anfitrión y en el que -también es preciso detallar- halló hasta en tres ocasiones la madera, Panamá pescó en las irregularidades y sumó tres puntos de oro en sus posibles aspiraciones de clasificarse en los cruces. La efectividad, mientras los uzbekos dominaban, allanó el camino a los centroamericanos. El tanto de Castrellon abriría un haz de luz directamente hacia el banquillo latino como si la esperanza se extendiera entre sus aspiraciones. Ese gol bastó al descanso.

Los errores uzbekos se sucedieron en la segunda parte y, en esta ley del ying y el yang, los panameños también aprovecharon las que tuvieron, fruto también de la desesperación adversaria. Sorprendentemente, De León y Mena fijaron el marcador en el 3-0 y los de Pulpis no pudieron reaccionar cuando apenas quedaban 100 segundos, momento en el que Anorov dejaría el definitivo 1-3 y el revés para los asiáticos, que no esperaban iniciar el torneo con dos pies izquierdos.

Portugal, siempre a contracorriente

Si algo tiene ser anfitrión es que te invade una especie de ímpetu diferente, especial, al resto de selecciones. Esa magia -llamémosle así- hizo que a los 28 segundos Angellot Caro (el ídolo cafetero) embocara la primera oportunidad para su país como quien mete una rama en oreja ajena: molesta una barbaridad. Otra vez, Portugal empezaba renqueante un gran torneo y estaba obligada (más aún) a remontar el marcador. Y Ricardinho, que ya de por sí tiene una responsabilidad para con su país enorme —dada su soledad—, se echó más peso del que podía hasta expresar algo de ansiedad.

Colombia expuso uno sistema "futbolizado" en gestos y actitudes. Una combinación extraña de disciplinas que la hace alérgica al orden y reincidente en los detalles técnicos, de fútbol sala callejero. Era tal su anarquía que divertía a los más de 10.000 espectadores presentes en el Coliseo del Pueblo en Cali. Por su parte, el peor miedo de Portugal era parecerse a Portugal, que lejos de ser una virtud acaba por convertirse en un complejo. Decepción tras decepción. Lo poco que contactó Cardinal no fue tal, ya que le contactaron a él para colorearlo de morado. Concretamente, en sus piernas.

Sin demasiado control se llegó al descanso con la sensación de que los lusos, si bien tienen capacidad de reacción, no la muestran. Ni siquiera precisión, y el pundonor cafetero (perfectamente reflejado en el desgaste de Reyes) les era suficiente a los anfitriones para darse una alegría al descanso con mucha más moral de la que esperarían cuando vieron a Ricardinho en el túnel de vestuarios.

La segunda parte llamaría a la puerta de dos nombres (ambos colombianos). El guardameta Ñáñez impuso su ley durante la parte final, cuando evitó que en múltiples ocasiones los ibéricos pudieran celebrar cualquier cosa. En la vertiente atacante, Angellot Caro estaba rozando ser acusado por delito contra el honor portugués, dado el descaro expuesto en casi toda acción que mantuviera contacto con la bola. Casi siempre acertado y casi siempre alegando fantasía.

Portugal, mucho más obsesionado con las ocasiones, ni siquiera pudo transformar en su propio beneficio la dureza adversaria, que contabilizaba cinco faltas desde mucho antes de que finalizara el encuentro. Tampoco el portero-jugador ayudó a los de Jorge Braz a derribar la frontera sudamericana. El hype de la afición fue un plus para que los anfitriones aguantaran en la defensa y a punto estuvieron de aumentar la renta. Portugal decepcionó una vez más tras no evidenciar una precisión a la altura del torneo. Pero quedaba un segundo. Y quedaba Cardinal que, con raspones en las piernas, alcanzó un balón en la frontal del área, se dio media vuelta y silenció a más de 10.000 personas que poblaban el Coliseo del Pueblo. Embocó y evidenció por qué el fútbol sala es un deporte maravilloso con esa intangible de la imprevisibilidad que provoca adicción.

Colombia sueña con un país detrás y Panamá, en este río revuelto, completó la sorpresa global del grupo y lidera el A contra todo pronóstico tras una montaña rusa de emociones. De fútbol sala.

Antonio Pulido
Twitter: @Ninozurich

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