Muchas son las hostias que se está llevando un equipo
que, hasta la fecha, ha ido haciendo historia. Lógicamente, no siempre se puede
ganar y menos aún cuando el rival es superior a tí (al menos durante los
minutos que dura la eliminatoria) y tú no buscas ninguna alternativa.
Una cosa son las críticas merecidas, que las debe
haber, otra son las barbaridades que uno se encuentra en las redes sociales.
Curiosamente, todos esos comentarios son de gente que reparte carnets de
barcelonista en sus cuentas de Twitter o Facebook. Gente, que en la mayoría de
ocasiones, solo ha vivido una etapa buena de su equipo.
Los que ya vamos teniendo una edad -o, simplemente,
tenemos memoria-, sabemos que lo real es que pueda suceder algo así. Lo que no era
normal era estar años tras año ahí. Nadie había llegado a seis semifinales
consecutivas de Champions League -siete en ocho años- y alguna vez la racha
tenía y debía acabar. Y llegó cuando enfrente se plantó un equipo con una
intensidad y un hambre muy, muy por encima de la que tenían los del Tata. Lo
dicho, se puede criticar la actitud de los jugadores, la planificación de la
temporada, las soluciones del entrenador, etcétera. Pero de ahí a querer quemar
hasta el Palau Blaugrana, hay un mundo. Más que nada, porque aunque es evidente
que tiene que haber una reforma de arriba abajo lo cierto es que a día de hoy
ese equipo puede ganar Liga y Copa del Rey (dependen de sí mismos). No estaría
mal para cerrar un ciclo. Al menos, intentarlo.
Por cierto, hay que saber perder. Pero también, ganar. Sobre todo,
cuando no se ha ganado más que una ronda de cuartos de final. Porque a la larga
la prepotencia de algunos se puede volver en contra. Y lo que hoy son risas,
mañana se puede convertir en la mayor de las crueldades. Algunos no se han
visto en otra y su analfabetismo futbolístico les pasará factura.
Mientras tanto, a la gran mayoría de atléticos, solo
queda darles la enhorabuena y rendirse a la evidencia. Fueron mejores que su
rival y continúan haciendo historia. Solo me queda una cosa: el aplauso al 95% de
los colchoneros.
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David Rodríguez
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